EL DESCANSO ES FUNDAMENTAL PARA MEJORAR LA CALIDAD DE VIDA / PEXELS
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Vivir más y mejor: Tres consejos para un bienestar pleno

Adoptar tres pilares, como un descanso reparador, la estimulación cognitiva continua y el abandono gradual de hábitos nocivos no es una fórmula mágica para la inmortalidad, pero sí una estrategia sólida para optimizar la salud y el bienestar a lo largo de la vida

La aspiración de vivir una vida larga y saludable ha sido una constante en la historia de la humanidad. Si bien la predisposición genética influye, la ciencia moderna demuestra que nuestras elecciones cotidianas ejercen un poderoso impacto en la longevidad y la calidad del envejecimiento. En este artículo, exploraremos tres pilares esenciales para construir una existencia más plena y saludable: el descanso y sueño reparador, la estimulación cognitiva constante y el abandono gradual de hábitos perjudiciales.

En el vertiginoso ritmo de la vida actual, el sueño a menudo se sacrifica en pos de la productividad. Sin embargo, un descanso adecuado es mucho más que una mera interrupción de la actividad; es un proceso vital para la regeneración física y mental.

 

EL SUEÑO, FUNDAMENTAL

Durante las horas de sueño, el cuerpo se dedica a la reparación celular, se consolidan los recuerdos y se fortalece el sistema inmunológico. Por eso, la privación del sueño, por el contrario, puede acarrear consecuencias negativas que van desde la disminución del rendimiento cognitivo y el deterioro del estado de ánimo hasta un mayor riesgo de desarrollar enfermedades crónicas. Es así que lograr un sueño reparador implica tanto la cantidad como la calidad. De hecho, los expertos recomiendan entre 7 y 9 horas de sueño ininterrumpido para los adultos.

Para optimizar el descanso, se sugiere establecer una rutina de sueño regular, acostándose y despertándose a la misma hora todos los días, incluso los fines de semana, lo que ayuda a sincronizar el reloj biológico interno. Asimismo, es fundamental crear un ambiente propicio para el descanso, convirtiendo el dormitorio en un santuario de tranquilidad, oscuro, silencioso y con una temperatura agradable.

Evitar estimulantes como la cafeína, la nicotina y el alcohol antes de dormir, así como limitar la exposición a pantallas antes de acostarse, ya que la luz azul que emiten los dispositivos electrónicos suprime la producción de melatonina, la hormona que regula el sueño, son prácticas esenciales.

Finalmente, la práctica de técnicas de relajación como la meditación, la respiración profunda o los baños calientes puede facilitar la conciliación del sueño.

 

LA ESTIMULACIÓN

Al igual que los músculos requieren ejercicio para mantenerse fuertes, el cerebro necesita estimulación constante para funcionar de manera óptima. Por eso, la estimulación cognitiva, que implica desafiar al cerebro con nuevas experiencias y aprendizajes, es crucial para preservar las funciones mentales, prevenir el deterioro cognitivo asociado con la edad y mantener una mente ágil y despierta. Existen diversas maneras de ejercitar la mente. Por caso, adquirir nuevos conocimientos y habilidades, como aprender un nuevo idioma, tocar un instrumento musical, estudiar un tema de interés o practicar un nuevo deporte, estimula la plasticidad cerebral y la creación de nuevas conexiones neuronales.

La lectura y la escritura regulares también son fundamentales; la lectura amplía nuestro vocabulario, mejora la comprensión y ejercita la memoria, mientras que la escritura nos ayuda a organizar nuestros pensamientos y a expresarnos con claridad.

Participar en actividades que desafíen el pensamiento, como los juegos de mesa, los crucigramas, los sudokus y los juegos de estrategia, mantiene la mente activa y mejora la capacidad de resolución de problemas.

Fomentar la interacción social, manteniendo conversaciones estimulantes, participando en debates y socializando con otras personas, activa diferentes áreas del cerebro y promueve el bienestar emocional.

Dejar atrás hábitos perjudiciales como el tabaquismo, el consumo excesivo de alcohol, una dieta desequilibrada o el sedentarismo es un paso fundamental hacia una vida más larga y saludable. Sin embargo, los cambios drásticos suelen ser difíciles de mantener a largo plazo.

La clave está en la progresividad y la constancia. Para abandonar gradualmente los malos hábitos, se recomienda identificar los hábitos a modificar, reconociendo qué comportamientos están afectando negativamente nuestra salud. Luego, es importante establecer metas realistas y alcanzables, enfocándose en un hábito a la vez y dividiendo el objetivo en pequeñas metas.

 

Los diez “mandamientos

  1. Dormir entre 7 y 9 horas diarias y mantener una rutina regular de sueño.
  2. Crear un santuario del sueño: ambiente oscuro, silencioso y con temperatura adecuada para el descanso.
  3. Evitar estimulantes antes de dormir: reducir el consumo de cafeína, alcohol y dispositivos electrónicos antes de acostarse.
  4. Practicar técnicas de relajación: meditación, respiración profunda y baños calientes ayudan a conciliar el sueño.
  5. Aprender cosas nuevas, leer, escribir y participar en juegos que estimulen el cerebro.
  6. Socializar y mantener conversaciones significativas favorece el bienestar emocional y mental.
  7.  Reducir el consumo de tabaco, alcohol y alimentos ultraprocesados.
  8. Establecer metas realistas para el cambio: Pequeños objetivos alcanzables ayudan a modificar hábitos dañinos.
  9. Buscar apoyo profesional y social: rodearse de personas que apoyen el proceso de cambio es clave para mantenerse motivado. 
  10. Reemplazar los malos hábitos con actividades saludables y satisfactorias.

 

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